Me apego a la definición venezolana, aunque en este espacio auguro un cambio de significado, o como se conoce en lingüística, un deslizamiento de sentido.
Para redondear esta entrada transcribo la descripción de un Marabout, tomada de la novela "Le soleil des indépendences" del marfileño Amadou Kouruma, la traducción es libre:
"Para Salimata, el brujo Tiécura era mucho más que un totem, era una pesadilla, un dolor. ...Tiécura era un bípedo horroroso , repugnante y salvaje. Una mirada llorosa de búfalo negro de la pradera. Los cabellos trensados, cargados con amuletos, rodeados por una nube de moscas. Aretes de cuero, el cuello pegado a la espalda con grilletes y sortilegios como de un perro cazador de cinocéfalos. Una nariz ancha, aplastada, con las fosas nasales separadas de las mejillas por arrugas profundas como los pliegues de las montañas. Los hombros anchos como de chimpancé, las extremidades y el pecho peludos. Tenía además, los labios carnosos y sobresalientes, las palabras rápidas y cortadas, el andar ligero, las piernas arqueadas. Hijo y nieto de brujos, nacido y alimentado entre sacrificios y adoraciones, divagaba, durante el harmattan y el invierno, entre el humo de las abluciones y de los inciensos, rumiaba el silencio de los misterios y el secreto de las penas. Un hombre cuya sombra, silueta y olor, aún desde lejos, bastaban para que Salimata tuviera náuseas, horror y quedara perpleja."
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