"¿Porqué no lo había advertido antes?" y "no sabía que esto podía suceder aquí.."
Probablemente, esto lo pensaría cualquier persona al regresar de Immokalee, un pueblo enclavado entre los pantanos de la reserva nacional de Everglades y los vastos campos de cultivo del centro de Florida.
Immokalee es un pueblo que no podría parecer pintoresco, quizá no exista ahí un patrimonio arquitectónico sobresaliente. Como atractivo turístico se podría hablar del casino administrado por los Seminoles, una tribu indígena que ha habitado en ese territorio desde antes de la colonización anglosajona; vale mencionar que exentos de pago de impuestos los Seminoles han hecho fortuna con el jugoso negocio de las apuestas.
Es sabido que en los campos que rodean Immokalee se cultivan buena parte de los tomates que se consumen en Estados Unidos durante el invierno. No es exageración decir que el tomate ha hecho de Immakalee lo que es: un polo económico y agrícola de vital importancia para Florida. Además del tomate, quienes han contribuido a la prosperidad de Immokalee son los campesinos, en su mayoría migrantes indocumentados provenientes de México, Centroamérica y Haití, quienes trabajan en condiciones extremas. La falta de una recomposición del sistema de inmigración de Estados Unidos ha permitido abusos en detrimento de la dignidad de los campesinos migrantes. Quienes se han beneficiado de la "ilegalidad" migratoria de los campesinos son los rancheros, empacadores y distribuidores del tomate, además de los consorcios de comida rápida que compran el tomate de Immokalee y que termina en hamburguesas y salsas para las pizzas que millones de estadounidenses consumen.
La Coalición de Trabajadores de Immokalee denuncia casos de esclavitud y aboga por salarios dignos para campesinos migrantes. Entre otras organizaciones que se han establecido en Immokalee, la Asociación Campesina ha desempeñado un papel primordial en la defensa de los campesinos frente a la exposición a pesticidas que deterioran gravemente su salud.
Considero que Immokalee es un ejemplo claro una comunidad de la aldea global donde la movilización de las minorías genera un impacto en las grandes avenidas de la economía de la producción y la distribución de alimentos en Estados Unidos.